Feminicidio en Kahramanmaraş, Turquía, Eser Karaca, madre de dos hijos y de 42 años, fue asesinada en su hospital de trabajo por su exesposo, Atilla Ayintapli (44 años), pese a haber presentado ya cuatro órdenes de restricción.

Karaca, que trabajaba como secretaria médica, fue perseguida por el agresor cuando ingresó al hospital con una bolsa que tenía escondida una escopeta. Al escapar junto a una colega, fue alcanzada en las escaleras y recibió tres disparos que le quitaron la vida de forma inmediata.
El caso remeció al país, donde en 2024 se reportaron 394 feminicidios, más de uno por día, según organismos de derechos humanos. Activistas están exigiendo no solo legislación más estricta sino que las autoridades aseguren que una orden de restricción signifique protección real desde su emisión.
El agresor fue detenido poco después, confesó los hechos y fue enviado al juzgado. Se abre el interrogante: ¿cuántas vidas más se perderán antes de que Turquía garantice mecanismos efectivos para proteger a quienes denuncian violencia doméstica?
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